La Jornada publica: Masiva huida por el Narco en cinco pueblos de Guerrero

La Jornada publica: Masiva huida por el Narco en cinco pueblos de Guerrero.

Guerrero PCP
Queremos seguridad, no despensas, queremos volver, no ser mantenidos, sabemos trabajar la tierra, pero que el gobierno garantice nuestro regreso quitando a esas personas que están haciendo mal en nuestro pueblo”, dice el campesino Alfredo González

#CiudadAltamirano #Guerrero

Suman cerca de mil desplazados de San Miguel Totolapan y Arcelia, de las comunidades de El Remanse, El Cubo, El Terrero, El Guayabo y El Escondido, de los cuales sólo 120 familias se quedaron en el refugio.

Son aproximadamente 300 personas entre adultos y hasta niños de menos de un mes de nacidos, que están solicitando apoyo del gobierno del estado y que se mantienen en el refugio que improvisaron en la parroquia de San Miguel Totolapan.

“Queremos seguridad, no despensas, queremos volver, no ser mantenidos, sabemos trabajar la tierra, pero que el gobierno garantice nuestro regreso quitando a esas personas que están haciendo mal en nuestro pueblo”, exigió el señor Alfredo González, de 67 años.

En el templo duermen algunas familias que utilizan las bancas como sillas, mientras que otro grupo durmió en una explanada techada en el atrio de la capilla que se encuentra en el centro de la ciudad.

Se confirmó que llegaron aproximadamente 650 personas la noche de este miércoles, a San Miguel Totolapan, más de la mitad ya se fueron con familiares cercanos de la misma localidad o de Ajuchitlán y Altamirano.

Del grupo que se mantiene en el lugar, el Ayuntamiento les prestó seguridad y comenzó a apoyar con las despensas del DIF para prepararles alimentos, pese a la ausencia del alcalde Saúl Beltrán Orozco, que se encuentra fuera del municipio.

Más tarde arribó el subsecretario de Protección Civil, Constantino González Vargas, con colchonetas, material de limpieza, cobertores y más despensas.

Se reportó que una mujer llegó en trabajo de parto entre los desplazados y que durante la madrugada dio a luz.

Sin embargo, pese a que sólo se encuentran 120 familias en el refugio, se confirmó que los desplazados son cerca de mil personas, incluyendo niños. No todos fueron a San Miguel Totolapan, algunos salieron en dirección a Arcelia, pero con familiares cercanos, otros a pueblos de la sierra de donde son originarios.

Aun cuando no son su municipio, entre los refugiados, hay gente del Guayabo y de El Escondido. Ellos confirmaron que sus localidades se despoblaron.

Por la violencia en El Cubo se desplazan vecinos de comunidades cercanas.

Entre las comunidades despobladas se confirmó que el único punto donde hubo hechos de violencia fue en la comunidad de El Cubo, donde en el fin de semana hubo enfrentamientos.

Señalaron que hay gente desaparecida pues llegaron los grupos armados y se llevaban a hombres adultos y jóvenes, algunos regresaron golpeados, otros no volvieron.

De momento llegó una versión al pueblo de El Cubo que “no querían ver a la gente en sus casas y en los pueblos porque los iban a matar y a quemar sus viviendas, y que el mensaje iba para los pueblos cercanos a El Cubo”.

La versión llegó rápido a las comunidades y en menos de dos horas la gente ya estaba organizándose para salir en grupo y pedir apoyo de algún gobierno. Fue así como llegaron a San Miguel Totolapan.
Piden desplazados que los gobierno estatal y federal garanticen su seguridad para volver a sus casas.

Los desplazados solicitaron que el gobierno garantice que si vuelven a sus casas no volverán los hombres armados a cumplir sus amenazas de muerte, por lo que piden una acción directa en su contra para establecer las condiciones para volver.

“Es temporada de vacaciones, nuestros hijos no tienen el problema de las clases, pero no queremos quedarnos para siempre aquí, queremos que el gobierno del estado y el federal intervengan”, exigió la señora Matilde Asencio.

También el señor Noé Alonso, de 70 años, dijo que sembró sus tierras y dejó todo. “Estamos por producir, era el temporal de cuidar nuestra milpa y no estamos allá, no hay quien cuide lo poco que sembramos”, dijo el hombre afectado.

“Queremos volver, pero no a un lugar de terror y de miedo, queremos regresar en paz,queremos trabajar sin amenazas”, dijo la señora Alfonsa, quien llegó con sus tres hijas casadas y dos nietos en brazos.

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