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miércoles, 26 de junio de 2013

López Obrador se negó al Pacto


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Andrés Manuel López Obrador se negó al Pacto
Cárdenas, Ebrard, Camacho, Zambrano y Ortega intentaron convencerlo. Antes que con el PAN, el equipo de transición se reunió con 'Los Chuchos' en casa de Murat; en dos meses diez personajes

CIUDAD DE MÉXICO, 9 de junio.- “¡Imposible!”, soltó Andrés Manuel López Obrador cuando Manuel Camacho Solís, Marcelo Ebrard, Jesús Zambrano y Jesús Ortega le presentaron la propuesta original que meses después se convirtió en el Pacto por México.

Cuauhtémoc Cárdenas observaba, silencioso, la forma como Andrés Manuel comenzó a criticar la tesis que daba sustento a una propuesta para que esta vez la izquierda, que representa el PRD, no se marginara de la construcción de acuerdos con el naciente gobierno de Enrique Peña Nieto.

No era el primer acercamiento con Andrés Manuel López Obrador para hablar del tema, pero sí el primero en que estaban varios interlocutores.

La lógica era que el mismo López Obrador había abierto la puerta para esa propuesta, cuando en su campaña propuso fomentar un gobierno de reconciliación nacional, encabezado por él cuando ganara las elecciones, y que en los hechos se trataba de un gobierno de coalición.

Era la primera semana de agosto de 2012 y los cinco hombres estaban reunidos en una oficina de la colonia San Miguel Chapultepec, Distrito Federal.

Las versiones de lo ocurrido en esa oficina se bifurcan. Unos dicen que López Obrador estalló en enojo, acusó traición, amenazó con levantarse de la mesa donde comían y retirarse, después de expresar severas críticas a Camacho Solís; otros afirman que Andrés Manuel no expresó ninguna ofensa ni descalificó a nadie. Simplemente dijo que no estaba de acuerdo.

Según los relatos recabados por Excélsior para reconstruir ese momento, esa reunión marcó el rompimiento de la relación de López Obrador y el PRD.

Los relatos establecen también que la propuesta, expuesta por Zambrano y secundada por Camacho Solís y Ebrard, consistía en que el perredismo no debía marginarse en la construcción de acuerdos y dejar solo al PAN para que colocara su agenda de cambios en la mira del nuevo gobierno. Hablaba de la necesidad de mostrar un rostro de negociación, de madurez política, de ir más allá del tema electoral y colocar la visión de la izquierda en las reformas que se planearan.

Fue Zambrano quien le dijo a López Obrador que debía mandar un mensaje positivo al país y colocarse como líder de la propuesta, antes de que se calificara la elección, pero el tabasqueño lo rechazó, porque dijo que implicaba validar el proceso electoral del que surgió Peña Nieto, con toda la compra de votos.

Al otro día, en una conversación entre gobernadores, dirigentes partidistas y legisladores en un hotel de Polanco, la izquierda nacional decidió una reunión para coordinar estrategias. El 15 de agosto, PRD, PT y Movimiento Ciudadano se reunieron en Acapulco; Andrés Manuel no asistió al encuentro, y el PRD de Zambrano de nuevo planteó la necesidad de que la izquierda entablara una dinámica de diálogo y acuerdos con todas las fuerzas políticas.

Mientras esto ocurría, Jesús Ortega platicó con José Murat. Ambos son amigos desde hace años. Se conocieron como diputados federales y han mantenido una relación cordial.

Ortega le planteó a Murat que al gobierno de Enrique Peña Nieto le iba a pasar lo mismo que al de Carlos Salinas, Ernesto Zedillo, Vicente Fox y Felipe Calderón: el fracaso, porque había una incapacidad para construir acuerdos en un contexto de gobiernos divididos, y esa incapacidad paraliza la acción pública y ahonda la crisis estructural del Estado mexicano.

Le habló de los ejemplos de España, Brasil, Chile, China y Sudáfrica, donde se construyeron acuerdos, pactos, para que todas las fuerzas políticas se pusieran de acuerdo y colocaran sus intereses partidistas en segundo plano, para poner en primer lugar la solución de los problemas de estructura del país, que no serán solucionados por un solo hombre, porque no se trata de problemas de coyuntura.

Murat habló con Peña Nieto y su equipo de transición. Miguel Ángel Osorio Chong le pidió a Jesús Ortega y a Jesús Zambrano una reunión.

El 31 de agosto, en una casa que prestó José Murat, comenzaron las conversaciones, siempre con la fórmula de la discreción. Osorio Chong y Luis Videgaray hablaron en representación de Peña Nieto ese primer día, cuando Ortega y Zambrano plantearon la necesidad de poner en el centro la construcción de acuerdos, porque si bien eso no genera que desaparezcan las diferencias, sí propicia que se observen las coincidencias.

Mientras perredistas y priistas comenzaron estos encuentros, el 2 de septiembre, en Polanco, Peña Nieto se reunió con los gobernadores del PAN José Guadalupe Osuna, de Baja California; Alberto Covarrubias, de Baja California Sur; Héctor López Santillán, de Guanajuato; Marco Antonio Adame, de Morelos; Rafael Moreno Valle, de Puebla; Mario López Valdez, de Sinaloa y Guillermo Padrés, de Sonora. Estaban acompañados por Gustavo Madero y el priista Miguel Ángel Osorio Chong.

Madero relata que el entonces Presidente electo les dijo que los iba a sorprender y él le contestó: “Vayámonos sorprendiendo mutuamente”. Comenzó el trazo del Pacto con el PAN, vía Gustavo Madero y Santiago Creel.

Entonces comenzó el diálogo tripartita. En la mesa se sentaron Miguel Ángel Osorio Chong y Luis Videgaray, del equipo de transición de Peña Nieto; Jesús Zambrano y Jesús Ortega, por el PRD, y Gustavo Madero y Santiago Creel, por Acción Nacional. Las reuniones siempre se realizaron en una casa de José Murat.

La fisura en la izquierda

El 9 de septiembre, mientras las tres fuerzas políticas más importantes del país se sentaban a dialogar con el equipo de Peña Nieto, Andrés Manuel López Obrador renunció al PRD.

Según la historia oficial del Pacto por México, estos seis hombres asumieron nueve acuerdos iniciales. Poner todo sobre la mesa desde el principio; identificar los puntos coincidentes de una visión de país, así fuesen mínimos; preservar los puntos de convergencia y tener claras las divergencias ideológicas o de interés, y de márgenes políticos; ir siempre de lo sencillo a la complejo para darse confianza mutua; que “nada está negociado hasta que está negociado”.

También reconocer las resistencias que enfrentarían dentro de las fuerzas políticas, pero “también que hay momento en que hay que cruzar el río”; trabajar con absoluta confianza y discreción; que las coyunturas y la competencia electoral no frenen la mesa de trabajo y que el objetivo base era recuperar la soberanía del Estado democrático y enfrentar a poderes fácticos que despliegan desde distintos ángulos su acción y buscan conservar su poder en detrimento del interés público.

“El avance de las conversaciones pronto encaminó a la mesa tripartita a poner el énfasis en las reformas que tuvieran impacto directo y significativo en el desarrollo social, la disminución de la desigualdad y la eliminación de la pobreza extrema.

“Los integrantes de la mesa tripartita coincidieron en que para lograr esas metas era necesario construir una democracia eficaz y que esa condición exigía, además de leyes que concuerden con el régimen democrático, prácticas políticas e instituciones que dieran forma y contenido e incorporaran la participación de los ciudadanos para garantizar su funcionamiento.

“Otro acuerdo consistió en aceptar que para hacer prosperar un acuerdo de esta envergadura se tendrían que enfrentar con decisión los obstáculos que diversos poderes fácticos podrían oponer a reformas y acciones que perjudiquen sus intereses”, relata la historia oficial del Pacto por México.

Se decidió formar un equipo técnico. Se incorporaron así Aurelio Nuño, por parte del equipo de transición; Carlos Navarrete, por el PRD, y Juan Molinar Horcasitas, por el PAN. Las reuniones continuaron en casa de Murat.

“La mecánica de trabajo consistió en un proceso reiterativo de elaboración de documentos por parte del equipo técnico y sesiones de discusión de la mesa tripartita para aprobar, modificar y corregir lo realizado por el equipo técnico y además agregar aquellos aspectos que surgieran en las sesiones de discusión que se daban entre los diez integrantes. Así se fue avanzando de manera acelerada, aunque trabajosa, en los borradores finales”, añade la historia del Pacto.

Los relatos de los involucrados en la construcción del Pacto establecen que todo ese trabajo se realizó entre octubre y noviembre.

El viernes 23 de noviembre el Pacto salió de ese círculo restringido. Madero se lo comunicó al todavía presidente Felipe Calderón. Ese mismo día se enteraron Manlio Fabio Beltrones, Emilio Gamboa, Luis Miguel Barbosa, Luis Alberto Villarreal y Ernesto Cordero.

Ese mismo día trazaron la ruta para su anuncio público, que estaba planeado para firmarse el 29 de noviembre, a petición del PRD.

Pero comenzaron las resistencias internas. En el PRD, Manuel Camacho Solís y Marcelo Ebrard rechazaron el mecanismo; René Bejarano ya había establecido un canal de comunicación con Luis Miranda y la construcción del Pacto anulaba esta vía de entendimiento para él; en el PAN fueron los calderonistas quienes se opusieron.

Esas resistencias internas hicieron cambiar para el 2 de diciembre la presentación, una vez que Peña Nieto tomara posesión de su cargo constitucional.Fuente Excelsior.com

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